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Hisopo Hyssopus officinalis

Hyssopus officinalis
Índice

Hisopo

Hyssopus officinalis L.

El hisopo (Hyssopus officinalis) es una planta herbácea que tiene su origen en Europa meridional, el Medio Oriente y las costas del mar Caspio. Esta planta es apreciada tanto por sus cualidades aromáticas como por sus usos medicinales, ya que posee propiedades antitusivas, expectorantes y antisépticas.

El hisopo se presenta como un subarbusto perenne, con una estatura que oscila entre los 30 y 60 cm. Su tallo se vuelve leñoso en su base, del cual surgen numerosas ramificaciones que crecen de manera recta y exhiben una textura vellosa en sus extremos. Las hojas, dispuestas en forma opuesta, son enteras y varían en forma de lineales a lanceoladas. Pueden ser sésiles o tener un peciolo mínimo, con glándulas y a veces pubescencia en ambas superficies. Estas hojas, de un tono verdoso intenso, tienen una longitud aproximada de 2 a 2,5 cm.

Durante el verano, el hisopo produce inflorescencias en forma de espigas compactas en sus extremos, presentando flores de tonos rosados, azules o ocasionalmente blancos. Estas flores emiten un aroma muy fragante y dan origen a frutos en forma de aquenios oblongos.

Cultivo del Hisopo

La utilización del hisopo se remonta a la Antigüedad preclásica, y su nombre en el mundo occidental proviene directamente del término griego «υσσοπος», que a su vez deriva del hebreo «esob». La mención del hisopo como hierba aromática ya aparece en el Tanaj hebraico, y en el Evangelio según Juan se menciona que los soldados romanos que custodiaban la cruz de Jesús de Nazaret empaparon una esponja en vinagre y la ensartaron en una planta de hisopo para dársela de beber.1​

Esta planta muestra una gran rusticidad, resistiendo eficazmente la sequía y adaptándose a diversos tipos de suelos, ya sean arcillo-arenosos, franco y calcáreos, siempre que se garantice un buen drenaje. Su crecimiento es favorecido por una exposición al sol abundante y un clima cálido.

La reproducción del hisopo puede llevarse a cabo a través de semillas, plantando durante el otoño hasta el inicio de la primavera. Se inicia en almácigos y luego se transplanta a una distancia de aproximadamente 70 x 60 cm entre las plantas. También es posible reproducirlo mediante la división de matas existentes o mediante estacas. Para esto último, se separan ramas lignificadas con varias yemas poco antes de la floración, las cuales son plantadas en canteros bien enriquecidos y húmedos hasta que desarrollen raíces. Una vez que las yemas externas estén desarrolladas, pueden ser trasplantadas a su ubicación definitiva.

Aunque toda la planta emana un intenso aroma, se prefiere cosecharla durante la época de floración para aprovechar las partes superiores que están floreciendo. Bajo condiciones óptimas, es posible obtener una cosecha a finales de primavera y otra al comienzo del otoño.

Una vez que los tallos son cortados, se disponen para secar ya sea suspendidos o en capas delgadas sobre un material que facilite el drenaje. Este proceso se lleva a cabo en un lugar fresco, seco y bien ventilado. Durante el secado, es importante voltear el material en varias ocasiones. Se recomienda evitar la exposición directa al sol para prevenir la decoloración y la oxidación de sus componentes. Después de alrededor de seis días, una vez que están completamente secos, las hojas se desprenden o se trocean junto con los tallos. El material seco pesará aproximadamente un tercio del peso de la cosecha inicial. Para su conservación, se almacena en recipientes herméticos, lo que permite que se conserve por un período de hasta 18 meses.

La planta fresca también tiene su uso en la gastronomía sin necesidad de ser desecada. Además, es posible extraer un aceite esencial mediante destilación al vapor de las partes frescas de la planta.

Usos del Hisopo

Esta planta despierta un gran interés en diversos ámbitos:

En apicultura, se valora su papel como fuente de néctar para las abejas, que producen una miel excepcionalmente aromática y rica.

En el Levante, es un componente esencial del za’atar.

Sus hojas son apreciadas como condimento aromático, poseen un sabor suavemente amargo debido a los taninos presentes, así como un aroma mentolado intenso. Su intensidad aconseja un uso moderado. Además, se utilizan en la elaboración de licores, y son un componente clave en la creación del Chartreuse.

En el ámbito de la medicina, se destaca por sus propiedades balsámicas, expectorantes y antitusivas, gracias a la marrubina que contiene. Contiene también tuyona y fenoles con propiedades antisépticas. No obstante, la alta concentración de tuyona, y la presencia de la cetona pinocanfeno (que estimula el sistema nervioso central), pueden provocar reacciones de tipo epileptiforme en dosis elevadas. En ciertos momentos, se ha utilizado como colirio y enjuague bucal.

Además, su capacidad para estimular la digestión es también digna de mención.

Principios activos

En cuanto a la composición del aceite esencial presente en la planta fresca, su contenido varía entre un 3% y un 9‰. Los componentes más destacados son el cineol, el ß-pineno y diversos monoterpenos bicíclicos, especialmente el L-pinocanfeno, isopinocanfeno y pinocarvona.

Adicionalmente, se ha identificado la presencia de diosmina y diosmetina, flavonoides con propiedades venotónicas y antiedematosas. También se encuentran varios fenoles, entre ellos el ácido cafeico y el rosmarínico, así como distintos ácidos triterpenoides, como el ursólico y el ácido oleanólico. Además, se ha detectado la presencia de colina en su composición.

LOS BENEFICIOS TERAPÉUTICOS DEL HISOPO

Un aliado contra los resfriados: el hisopo es especialmente útil para aliviar diversas afecciones respiratorias, desde simples resfriados hasta gripes, faringitis, bronquitis, sinusitis, alergias respiratorias con rinitis y problemas asmáticos leves. Gracias a su capacidad para fluidificar las secreciones, ayuda en la expectoración, suaviza la tos y elimina focos de infección.

Alivio para las varices: en combinación con plantas que refuerzan su efecto, como el rusco o la vid roja, el hisopo se recomienda para estimular la circulación y tratar varices y flebitis. También se incluye en formulaciones con espino albar y valeriana para controlar la presión arterial.

Mejora de la digestión: tradicionalmente utilizado como tónico digestivo en casos de malestar estomacal, digestiones pesadas, hinchazón abdominal, gases y flatulencias. Además, se emplea para recuperar el apetito después de enfermedades o debilidades. En algunas comunidades montañosas, era común tomar decocciones concentradas de esta planta para ayudar en la eliminación de parásitos intestinales.

Cuidado de la piel: aplicado de forma externa, el hisopo actúa como astringente, antiséptico y cicatrizante. Es eficaz para desinfectar heridas, tratar úlceras en la piel y quemaduras leves, a través de lavados, baños y compresas frías.

  • Parte Utilizada
    Las sumidades floridas.
  • Principios Activos
    Aceite esencial (0,3-1%), rico en tuyona, pinocanfona; principio amargo lactónico: marrubiína, ácidos fenólicos: caféico, clorogénico, rosmarínico; flavonoides: diosmina. Triterpenos: ácido ursólico, oleanólico; amonio cuaternario: colina. Taninos (5%).
  • Acción Farmacológica
    La esencia, a dosis bajas, se comporta como antiséptico, aperitivo, digestivo, carminativo. Los taninos presentan un efecto astringente (antidiarréico, cicatrizante). La marrubiína actúa como béquico y expectorante. Además es espasmolítico y ligeramente hipotensor.
  • Indicaciones
    Gripe, resfriados, bronquitis, rinitis, sinusitis, asma.
    Inapetencia, dispepsias hiposecretoras, flatulencia.
    Hipertensión arterial.
    En uso tópico: limpieza y desinfección de heridas, quemaduras y ulceraciones dérmicas.
  • Contraindicaciones
    Salvo indicación expresa, recomendamos abstenerse de prescribir aceites esenciales por vía interna durante el embarazo, la lactancia, a niños menores de seis años o a pacientes con distonías neurovegetativas, gastritis, úlceras gastroduodenales, síndrome del intestino irritable, colitis ulcerosa, enfermedad de Crohn, hepatopatías, epilepsia, Parkinson u otras enfermedades neurológicas (véase precauciones).
    No administrar, ni aplicar tópicamente a niños menores de seis años ni a personas con alergias respiratorias o con hipersensibilidad conocida a éste u otros aceites esenciales.
    No prescribir formas de dosificación con contenido alcohólico para administración oral a niños menores de dos años ni a consultantes en proceso de deshabituación etílica.
  • Efectos Secundarios
    El aceite esencial puede producir dermatitis de contacto y reacciones alérgicas (broncoespasmos).
  • Precaución / Intoxicaciones
    A dosis altas (2 g de esencia) tiene un efecto convulsivante, acompañado de trastornos psíquicos y sensoriales.
    El aceite esencial sólo debe emplarse por prescripción y bajo control facultativo.
    Tener en cuenta el contenido alcohólico del extracto fluido, de la tintura y del jarabe.
  • Formas Galénicas / Posología
    Uso interno:
    – Infusión: 10 a 30 g/l, infundir 15 minutos, tres tazas al día.
    – Extracto fluido (1:1): 30-50 gotas, una a tres veces al día.
    – Tintura (1:5): 50-100 gotas, una a tres veces al día.
    – Jarabe (5% de extracto fluido): 30 a 60 g al día, en tres o cuatro tomas.
    – Extracto seco (5:1): 200-600 mg/día, en dos o tres tomas.
    – Agua destilada de hisopo: 50 a 100 g/día.
    – Aceite esencial (ver precauciones):
    – 1 a 3 gotas, tres veces al día en una infusión, sobre un terrón de azúcar o en solución alcohílica u oleosa.
    – Cápsulas (25 a 50 mg/cáps.), dos o tres al día.
    – Supositorios (50-100 mg/sup.), uno a tres al día.
    Uso tópico:
    – Infusión: 30 g/l, aplicada en forma de compresas o baños.
    – Oleato o alcoholaturo.
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